martes, octubre 04, 2005

NO PUEDO

No puedo con esto, no puedo más y mucho menos. ¿Qué reino y qué reina? … Recoge mi legado del viento, mira que puedo darte solo aromas, fantasías y eventos. Mira que no puedo mirarte, escucha que no puedo oírte, háblame que no puedo hablarte… encuéntrame que ya no puedo encontrarte. Sumido en la infinidad de un sentimiento, resplandeciente como un astro acuático, eventual y furtivo, no soy deseo, sino compasión.

Acribíllame, mátame y después olvídame, no quiero lo que quieres, no creo en lo que eres, no escuchas lo que hablo, no ves con mis ojos, ni escuchas con mis oídos… oídos, ojos y boca, constelación prima del solsticio de primavera, primavera o primera verdad, mentira elemental.

Y el final no puede ser sino triste, porque todo lo que termina es para peor, pregúntale a los vivos, pregúntale a una flor, pregúntate a ti misma, el comienzo es el principio, no necesariamente el camino, comencemos o terminemos, la alternativa es no puedo.

Rítmico corazón danzante, retórico discurso estacionario, esbelta conjugación de belleza y verbo, oración desmejorada, profana y mítica, silencio voraz, espejismo, distancia, oscuridad… no puedo, no puedo contra tu amor, ni a favor de él.

Metáforas disléxicas, malditas situaciones de una vida extinta, pedazos de cielo a raudales, ambivalencias insignificantes, temores infundados… eres aquella cuyo beso esperaba, aquella del rincón fundamental del escaparate que sostiene mi corazón, hoy derribaste el muro y la distancia fue desconocida, el regocijo fue supremo y la opinión diversa, no puedo ser, no puedo y no puedo.

Oculto mis ojos tras cristales reflectivos, si miras fijamente serás tú mi reflejo. Visto de negro a la memoria de mi amor muerto, fúnebre sentimiento impávido de recuerdos… canta la musa con su grito sacro, su timbre angustioso y foráneo, no es necesario entendimiento en el idioma universal de la música, es la piel quien traduce y el deseo quien conduce. Oboes, clarines, base rítmica, coros que llegan de un monasterio antiguo, oscuridad, cielo, estrellas, pasadizos secretos, humedad…es tan largo el camino que conduce a tu recuerdo, que adelanto el evento de una muerte segura, para estar seguro de llegar a su encuentro.

Calma, clama, levántate… no puedo.

Y cuando viva en mi casa solitaria, loco, levitando por jardines amazónicos, pediré a tu muerte mi partida inmediata y será tu beso quien me lleve, inmaculado, perfecto, fundamental… una muerte perfecta. Atrás quedó tu vida y la mía, comenzamos un paseo eterno juntos, pero preocúpate de pecar y ruega por vagar eternamente por el mundo, porque yo seré pecador, el mayor de todos… así de la mano, invisibles a los ojos del acecho, no existirá un no puedo y las lágrimas serán tu mar y el mío… ¿te gusta el mar? Yo vengo del mar, de un mundo submarino y puro, de castillos de coral y cielos de agua. La sal, la salinidad de tus lágrimas, de las mías propias es la vida de parajes celestes, de primaveras oscuras en noches siderales. Comenzó todo acá abajo y acá ha de terminar, permanente, fugaz, fundamental… fortuito.

¡Qué dioses adoraremos! ¡Qué templos profanaremos! ¡Qué caricias inolvidables nos daremos! … No puedo pensar, no puedo imaginar, la ausencia de deseo es un símbolo verdadero.

Pero si tu prefieres el cielo y no mi infierno, no importa, mi aliado eterno el viento hará contacto entre nosotros. Qué mareas, olas y maremotos crearemos… tú cielo y yo infierno.

Al final de cuentas si puedo, porque el mar, mi infierno, está rodeado de tu cielo.